Un enorme griterío te recibe al cruzar las puertas del teatro municipal de Castellar de la Frontera. Es viernes por la tarde y la Escuela de Teatro está en plena ebullición. Un grupo de alumnos acaba su clase y otro llega para comenzarla.
Nadia Zumelaga, directora de la Escuela Municipal de Teatro, llegó aquí montada en sus patines mágicos, esos que, según dice un amigo suyo, la llevan al lugar adecuado para conocer a las personas idóneas que le permitan trabajar en el mundo del teatro. Y en esta ocasión la trajeron a Castellar de la Frontera.